viernes, 30 de diciembre de 2016

¿Sabías que la letra "A" representa la cabeza de un buey?

Cuando los niños empiezan a ir a la escuela deben aprender algunos conceptos de memoria porque, a primera vista, parecen carecer de lógica y el único recurso de aprendizaje es el memorístico. Ocurre con la tabla de multiplicar. Si preguntáis a muchos de los profesores de educación primaria por qué se obliga a los niños a aprender la tabla de multiplicar os dirán que no hay otra manera de realizar cálculos complejos. Pero si a continuación les preguntáis el por qué no se obliga a memorizar tablas de división, por ejemplo, seguramente os responderán con un balbuceo, síntoma inequívoco de que no saben la razón de lo uno ni de lo otro.

Esto ocurre porque las matemáticas no se explican del modo en que fueron descubiertas, como una respuesta a una necesidad concreta del cálculo, si no como un producto ya terminado donde primero se explica el proceso y después o nunca la razón de su existencia. 

Otro clásico en el aprendizaje memorístico de la especie humana, al menos en Occidente, consiste en aprenderse de carrerilla el alfabeto. Parece una ordenación aleatoria de signos que el capricho colocó en un orden aún más aleatorio donde conviven símbolos útiles como la "A" y otros aparentemente prescindibles como la "H". Pero el capricho es sólo aparente. Cada signo tiene una razón de existir y una historia bien curiosa.

Los dos primeros pueblos que contaron con escritura fueron los sumerios y los egipcios. Los primeros desarrollaron la escritura cuneiforme en que cada signo representaba valores fonéticos y silábicos. Los egipcios a su vez, con cierta posterioridad, dieron con la escritura jeroglífica. Ambos sistemas eran complejos y dificiles de aprender a medida que de los símbolos originales, fáciles de leer, se fueron estilizando y pasaron a representar conceptos abstractos. Se calcula que existían alrededor de 2000 símbolos en la escritura cuneiforme y en algunos periodos tardíos de la historia egipcia se alcanzó la cifra récord de 6000 símbolos jeroglíficos.

¿Qué ocurre con un lenguaje escrito que cuenta con tantos miles de símbolos distintos? Que es extremadamente complicado de aprender y su uso se reservaba a una élite que podía dedicar años de estudio a su manejo y comprensión. En la época de Egipto y Sumeria ser analfabeto era lo normal, incluso para los más poderosos que preferían dedicar su tiempo a menesteres relacionados con la guerra o el comercio. El uso de la palabra escrita se reservaba a un exclusivo funcionariado - escribas en Egipto - que llevaban las contabilidades y consignaban por escrito los hechos relevantes de los gobernantes. Como todo obrero celoso de su pecunio, a estos letrados les interesaba hacer la escritura algo tan complicado que desanimara a la posible competencia. Por esta razón la escritura, en lugar de evolucionar hacia la sencillez, se fue haciendo cada vez más complicada.

Hacia el siglo XX antes de Jesucristo un grupo de semitas que vivía en Egipto , no se sabe si en libertad o en esclavitud, hizo un progreso asombroso. Alguien o algunos dedujeron que los símbolos podían utilizarse no por su propio valor simbólico, sino por su sonido. Si tenemos un símbolo que representa una vaca puede también emplearse para representar el sonido "v" inicial. De la misma manera, del símbolo que representa una oca emplearemos la "o" y del que define a una yegua hacemos lo mismo con la "y". Si juntamos los tres símbolos, vaca + oca + yegua es muy difícil extraer ningùn significado más allá de que los tres son animales. Pero si unimos los sonidos iniciales el resultado será "voy", es decir, la primera persona del presente del verbo "ir". Y esto sí tiene significado.

La gran importancia de esta genial invención fue que cualquier símbolo podía ser representado por un número finito de los mismos, que a su vez se habían escogido porque tenían un valor fonético diferenciado. Y el ser humano es capaz de emitir un número limitado de sonidos vocales, por lo cual la totalidad de los 6000 símbolos que llegó a tener el lenguaje escrito de los faraones podrían haber sido representados por apenas dos docenas de los mismos. No ocurrió así por corporativismo de los escribas y los sacerdotes ya que de hecho en el pasado se habían hecho experimentos en ese sentido que no fructificaron. A nadie le interesaba que fuera "fácil" escribir por aquello de que la democratización del conocimiento podría llevar a que los letrados perdieran su trabajo.

A primera vista podría parecer que sustituir un símbolo por una cadena de los mismos hace más complejos los escritos. Esto es cierto con los símbolos más simples. El símbolo que representaba una vaca era comprensible hasta para los analfabetos. En cambio, utilizar el valor fonético de otros símbolos para representar la "v", la "a" y la "c" requerían algo más de esfuerzo. Pero no mucho más ya que sólo había unas pocas decenas de símbolos. Ya nadie se quedaba mudo ante un símbolo desconocido : aunque no se entendiera su significado al menos se podría pronunciar. Es algo que nos ocurre incluso en la actualidad. Podemos "leer" una palabra en alemán o inglés aunque no sepamos qué significa. Otra cosa ocurre cuando los signos son desconocidos. Ante una palabra escrita en alfabeto cirílico sólo adivinamos algunas letras por similitud con al alfabeto latino y ante ideogramas japoneses somos incapaces siquiera de emitir sonido alguno que represente el símbolo escrito.

Los semitas que vivía en Egipto difundieron su invención por todo el este de Asia Menor y fueron otros semitas, los fenicios, los que se encargaron de difundirlo por el mundo conocido. Era tan simple y fácil de aprender que el lenguaje escrito se hizo popular. Ya no era raro que hasta el más humilde artesano firmara con su nombre las piezas que realizaba a pesar de que su capacidad para escribir o leer fuera más que limitada.

Los fenicios poseían un alfabeto de 22 símbolos que procedían de objetos cotidianos y los cuales se empleaban por su valor fonético. Con sus más y sus menos, es el mismo alfabeto que seguimos utilizando en Occidente hoy en día.


El primer símbolo era "Alef" que significa "buey" en fenicio. Con un poco de imaginación podemos ver en ella que se trata de la representación de la testuz del animal con sus dos cuernos. Con una rotación queda claro que es nuestra letra "A" mayúscula. No siempre fue una vocal. Los semitas no emplean vocales y fueron los griegos, cuyo lenguaje indoeuropeo sí precisa de vocales, los que le dieron el sentido actual. Ellos la llamaron "Alfa" cuando la tomaron del fenicio. Los nombre griegos de las letras carecen de significado puesto que se trataba de dar nombre a un símbolo extranjero.


Bez. Aunque no lo parezca, la de arriba es nuestra letra "B". Significa "casa" en fenicio y muestra, de modo muy esquemático, la disposición en planta de un hogar cananeo aunque probablemente proceda de un antiguo signo jeroglífico egipcio que representa un refugio de cañas.



Gimel. Significa "camello" aunque el símbolo representa probablemente un bastón curvado. Los gregos la llamaron "gamma" y los romanos la adaptaron como "C" (esta es la razón por la cual los occidentales, herederos de la cultura romana, listamos las letras como A, B, C... en lugar de A, B, G como hacen los alfabetos orientales).



Dalez. Es la palabra que significa "puerta" aunque en origen debió representar a un pez. Los griegos la llamaron "delta" y ha llegado a nosotros como la letra "D".



Je, Esta letra os será más familiar ya que os recuerda  - y de hecho es - nuestra "E".  En fenicio "he" significaba "ventana" aunque es probable que el símbolo original representara a un hombre con los brazos alzados hacia el cielo en posición de oración.



Waw. En fenicio "waw" significaba gancho y no fue hasta el siglo VII de nuestra era cuando en Inglaterra derivó hacia la letra "w". En efecto, por mucho que se le parezca, el símbolo no es una "i griega".


Zayin, No se sabe muy bien qué objeto representaba aunque hay consenso en que se trataba de algún tipo de arma, seguramente una espada. Si trazamos la línea superior y pasamos de forma rápida a hacer la inferior nos saldrá una especie de "Z" que es exactamente la letra en que derivó en el alfabeto occidental.



Jez, Fácil de entrever que de "ahí" salió nuestra letra "H". Para los fenicios representaba una valla, un cercado, algo también lógico si contemplamos el símbolo.



Yodz. La mano. Aunque sea difícil de entender, "eso" dio lugar a nuestra J. Tampoco el símbolo ayuda demasiado a entender por qué era una mano...



Kaf. La palma de la mano (tal vez indicando los surcos o líneas de la misma). Es fácil y correcto asociarla con nuestra "K" con una simple rotación hacia la derecha.



Lamez. Representa un cayado de los que se emplean con el ganado y con el transcurso de los milenios se convirtió en la "L".



Mem. Uno de los símbolos más explícitos y que podemos encontrar fácilmente en cualquier jeroglífico egipcio como representativo de los cursos del agua, entre ellos el Nilo. Así que nuestra "M" en realidad significaba "agua" para los fenicios.



Nun, Para los fenicios "nun" significaba "pescado" aunque es probable que proceda del símbolo egipcio que representaba a la serpiente. Es fácil deducir que de "nun" procede nuestra letra "N".



Samekh. También significaba "pez" y transcurridos los siglos para nosotros es la letra "X".


Ayin. El "ojo" fenicio se convirtió en nuestra "O".


Pe. Casi sin variación la "boca" fenicia formó nuestra "P". Los griegos la emplearon tanto para su alfabeto como letra "Pi" y para representar con ella la relación existente entre el diámetro y el perímetro de la circunferencia. Fueron los romanos quienes cerraron el trazo derecho en vertical para dar lugar a nuestra "p" mayúscula.


Qopf. El símbolo del "mono" derivó siglos más tarde en nuestra "Q", síntoma de que no siempre la transformación ni es lógica ni parece tener mucho sentido.



Resh. Otra letra importante. La "cabeza" fenicia se convirtió en nuestra "R" y fueron los romanos los que después de voltearla añadieron el trazo inferior derecha para diferenciarla de la "P".


Shin. El "diente", que podría haber generado fácilmente la "W", en realidad se convirtió en la sigma griega y más tarde en nuestra "S".


Taw. La "marca" fenicia se convirtió en la "T" occidental.


Así que mientras nuestros niños recitan sin entender el significado el "a, be, ce, de, e, fe, ge, hache, i ...." un niño fenicio hacía lo mismo diciendo - entendiendo lo que decía - cabeza de buey, casa, camello, puerta, ventana, gancho, espada, vallado, palma de la mano, agua, pescado, ojo, boca, mono, cabeza, diente y marca, todo ellos elementos propios de una civilización que acababa de descubrir la agricultura, la ganadería y el sedentarismo.

No estaría de más que los niños actuales supieran la razón de las cosas que parecen, en principio, artificiales y convenidas.